Estimular el esfuerzo y concientizar a los estudiantes acerca de la responsabilidad y compromiso que deben asumir a esta altura del año.

 

Sentarse y promover el diálogo sobre las causas que los llevaron a esta situación, centrándose en cómo enfrentarán los siguientes pasos.

 

Ayudarlos a organizarse, armando un cronograma de horarios de estudio y de descanso. Tener en cuenta que en los meses que siguen, deben rendir las materias que están cursando, y preparar los coloquios. Quizás deban dejar de lado algunas actividades extraescolares.

 

Asegurarse de que elijan el lugar y el clima correcto para estudiar, que permitan la concentración y eliminen distracciones. Comprobar que tengan todo lo necesario para estudiar para evitar que se levanten, y no regresen.

 

Sentarse con ellos, para comprobar que cuentan con todo el material de estudio: carpeta, tareas bien corregidas, fotocopias, libros, etcétera.

 

Tener cuidado con los cebos o castigos. Si quieren premiar a sus hijos por el esfuerzo y las buenas notas, lo podemos hacer. Pero como un detalle: una vez obtenidas las notas, no como cebo antes de presentarse a los exámenes. Y la amenaza de un castigo si no logran aprobar no hace más que aumentar la presión y el estrés al que ya están sometidos.

 

Si bien no debería ser necesario, muchos padres optan por enviar a su hijo a profesores “particulares”. En ese caso, sugerimos que realicen una selección adecuada y no acepten a profesores que tengan muchos alumnos y perjudiquen la eficiencia de la clase.

 

En el caso en que se opte por un apoyo de profesor ”particular”, tener en cuenta que no puede ser el único momento en que su hijo estudiará. Los padres, en la medida de lo posible, deben ayudarlos y acompañarlos en su casa, controlando lo que se está haciendo en las clases particulares.

 

Cuando llegue el momento de los exámenes, tener en cuenta que es importante cuidar las horas de sueño, y que los últimos días deberían ser para repaso, no para estudio.

 

El día del examen, es tarea del alumno/a rendir. Y para ello, es importante que concurra a la escuela tranquilo/a. La presencia de los padres, más que un acompañamiento, se vuelve, muchas veces una presión extra que aumenta el estrés de su hijo/a.