Los familiares de los combatientes de la Guerra de Malvinas enterrados en el cementerio de Darwin y recientemente identificados pudieron finalmente llorar y rendir homenaje frente a las tumbas de sus seres queridos.

Unos 200 familiares de 90 soldados argentinos muertos en combate visitaron las Islas Malvinas como culminación de un largo proceso que comenzó con la identificación de los cuerpos por parte del Comité Internacional de la Cruz Roja con participación del Equipo Argentino de Antropología Forense.

La ceremonia fue posible por un delicado acuerdo alcanzado entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido.

La delegación argentina, integrada por 248 personas entre familiares, funcionarios y periodistas, viajó en tres aviones que partieron desde Ezeiza y aterrizaron en la base militar de Mount Pleasant. Desde allí se dirigieron directamente al cementerio, ubicado a unos 80 kilómetros. Sólo se les permitió llevar un rosario fluorescente y dos flores blancas de tela para depositar en cada tumba. 

La ceremonia religiosa fue oficiada por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Monseñor Enrique Eguía Seguí, junto a otros dos líderes: católico, padre John Wisdom, y protestante, reverendo Mercer.

Tras el réquiem y las oraciones, un grupo de gaiteros de la Guardia Escocesa homenajeó a los caídos en el conflicto de 1982 con “El Lamento” o “The Last Post”, un toque militar y conmovedoras y largas notas que se usa en los entierros militares en los distintos países del Reino Unido para honrar a los caídos en combate.

Al término de la ceremonia hubo un discurso de María Fernanda Araujo, presidenta de la Comisión de Familiares de caídos en la guerra, y luego se hizo entrega de dos «Rozas por la Paz», una artesanía colectiva iniciada por el orfebre Juan Carlos Pallarols, realizada con material bélico de la guerra del ‘82 como cápsulas de balas y otros objetos que fueron encontrados y diseminados por los campos de batalla.

Una de las rosas fue entregada por Geoffrey Cardozo -el militar inglés que enterró en el ‘82 a los soldados argentinos- y quedará instalada en Darwin. Mientras que la otra fue entregada por Araujo a una autoridad de las islas para que sea colocada en el cementerio británico de San Carlos, donde están enterrados los soldados ingleses.

Por afuera del cementerio se montaron carpas y cerramientos con vallado, donde se distribuían refrigerios, además de baños químicos y asientos teniendo en cuenta que gran parte de los familiares son adultos mayores.

Una vez terminada la ceremonia, los familiares emprendieron el regreso a Ezeiza.

 

 

TESTIMONIOS

«Es un poco cerrar ese duelo que venimos postergando hace treinta y pico de años», declaró a la agencia DPA María Reyes Lobos, hermana de José Antonio, quien murió a los 19 años durante la guerra de Malvinas con el Reino Unido en 1982.

«No es lo mismo arrodillarse y rezar ante una tumba que dice ‘Soldado argentino sólo conocido por Dios’ que hacerlo delante del nombre de quien es su hijo, su hermano, su esposo», dijo el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Jorge Faurie, al despedir a los familiares en Buenos Aires.

 

 

TRES FAMILIAS DE CÓRDOBA PRESENTES

Entre las familias que llegaron a las Malvinas, tres partieron desde nuestra provincia.

Desde La Falda y Río Tercero, respectivamente, lo hicieron Noelia y Diego Bollero, quienes tenían 4 y 5 años, cuando su padre, el cabo de la Marina Mercante Jorge Alfredo Bollero, murió cuando fue atacado el buque “Isla de los Estados” (transportaba municiones y combustible de aviación), que tripulaba.

Desde Villa Dolores, donde está radicada, inició su viaje María Soledad Ramos, quien junto con su medio hermano visitÓ la tumba de su papá, el teniente de Artillería del Ejército Alberto Rolando Ramos, fallecido a los 25 años durante las cruentas acciones nocturnas del 11 de junio del ’82 en el Monte Longdon.

Mientras tanto, desde Hernando y Las Perdices, respectivamente, comenzaron su periplo José y María Beatriz Giraudo, hermanos de Horacio Giraudo, conscripto que murió a los 19 años como consecuencia de las heridas sufridas en la batalla de Darwin-Pradera del Ganso, el primer enfrentamiento terrestre de la guerra entre las tropas británicas y las argentinas, que se produjo a finales de mayo de 1982.

 


Fuentes: Infobae y La Voz


Fotos: Víctor Bugge