Hace algún tiempo hicimos referencia a una conferencia del autor español: que las bibliotecas escolares sean cada vez menos un «espacio» para convertirse en una «actividad». Ahora resumimos su extenso trabajo y nos zambullimos en el debate de sus ideas.

Cassany

 

En la conferencia que inauguró el 11º Congreso Nacional de Lectura y 1° Encuentro Internacional de Bibliotecas Escolares 2013, en la Feria del Libro de Bogotá (Colombia), el español Daniel Cassany expuso un documento interesante y vanguardista. El escrito está dividido en dos partes centrales. En la primera, desarrolla cinco puntos que serán los que resumiremos en este artículo, además de incluir algunas de sus ideas de la segunda parte en un breve apéndice.

 

1 – Lugar o actividad

La palabra “biblioteca” tiene origen griego y significa literalmente “caja o armario de libros”. La diferencia entre “guardar libros” (valiosos, antiguos, únicos, representativos, etc.) y “ponerlos al servicio del lector” (para educar a la población, incrementar su cultura e inteligencia, hacerles más felices) es sustancial.

Con la llegada de la Red y de todos sus recursos, cada día menos personas van a la biblioteca a buscar libros. ¿Por qué ir a la biblioteca si lo que necesito lo puedo tener al instante en casa, o en mi móvil o en mi portátil?

Por supuesto, seguirá existiendo una biblioteca para “guardar” los libros valiosos (incunables, primeras ediciones, libros no digitalizados, joyas de la cultura de una nación, etc.), (…) del mismo modo que vamos al Museo. Pero se tratará sobre todo de las bibliotecas y archivos que poseen fondos con valor especial, lo cual no parece que sea aplicable al caso de la biblioteca escolar (BE en adelante).

En definitiva, creo que la BE es y será cada vez menos un lugar o un espacio, para pasar a ser una actividad. El diseño de BE efectivas debería poner énfasis en la lectura (y no en la conservación de libros), en los lectores (y no en la adquisición de libros), en la formación de hábitos de lectura y en el incremento de la comprensión (y no en la catalogación de documentos).

Lo esencial es la praxis, las tareas de lectura y escritura, la interacción entre textos y lectores.

 

2 – Silencio o interacción

La BE es también un espacio de trabajo individual del alumno, fuera de clase, lejos del ruido de la casa y de la calle. Muchos chicos no disponen de un lugar tranquilo y motivador para la lectura, más allá del aula. Por ello, incluso cuando todos los fondos estén digitalizados y todos los alumnos tengan portátil, será necesario ofrecer un espacio para resolver esta situación.

Dotar las BE con recursos más sofisticados que los corrientes puede resultar útil para atraer y fidelizar a los lectores.

Cada día es más reconocida y valorada la idea de que la ciudadanía no solo tiene que ser educada, culta o formada en conocimientos y destrezas cognitivas individuales, sino que debe disponer también de habilidades sociales, para escuchar, dialogar, negociar y trabajar en equipo.

Ello requiere que la escuela empiece a incluir tareas y ejercicios grupales, en parejas y grupos pequeños, y que esas actividades no se limiten al espacio de la clase lectiva o presencial.

 

3 – Documentos o sujetos

La BE está cada vez menos centrada en el documento (libro, CD, enciclopedia, etc.) para pasar a ocuparse de los sujetos, los usuarios.

El término “sujeto” incluye aquí tanto a los alumnos, que son los destinatarios finales de las actividades de la BE, como a los docentes (…), los responsables de planificar la actividad del aula y de animar la visita a la BE, de educar en la búsqueda comprensiva de la información.

En resumen, las actividades centrales de la futura BE será organizar y desarrollar actividades de educación en información, que fomenten la comprensión, la mediación, la interpretación. etc.

 

4 – Leer o escribir

La red exige internautas productivos, que generen contenido, que participen en los chats, opinen en los foros, posteen entradas en su blog, que hagan ‘clic’ en el ‘Me gusta’ en las publicaciones de los muros de sus amigos en Facebook, etc.

El ciudadano letrado del siglo XXI no es solo un buen lector, también debe ser un escritor habitual.

La BE debe fomentar también actividades de escritura y de producción de contenido, no debe quedarse solo en la animación lectora.

Lo importante es que el alumno lector sea también un escritor y que lectura y escritura interactúen de manera corriente y natural, en la red pero también en el papel.

 

5 – Epílogo

Quizás internet facilite el acceso a miles de textos, pero darles sentido y convertirlos en conocimiento es otra cosa.

 

Apéndice: Funciones de la biblioteca escolar

Con “la muerte del libro de texto” que daba toda la información necesaria al alumno —y al profesor— (y que de rebote “mataba” las necesidades de búsqueda y consulta de otras fuentes), la BE tiene una gran ventaja u oportunidad. Hoy estudiar y aprender no es leer el libro de texto-pecera o acuario (reducido y limitado, por muchas fotos y dibujos que incluya), sino abrirse paso en el océano planetario que es Internet.

La llegada de internet también ha destruido las paredes y los horarios del aula. Hoy aprendemos en cualquier momento y lugar, sin tener que estar sentados en un pupitre, escuchando a un maestro o a un formador.

La BE puede atender esta actividad poderosa y emocionante de actividades ‘al margen de la escuela’, y que generan mucho aprendizaje. La BE puede enseñar ?debería enseñar? a los chicos a practicar y entender mejor estas actividades ociosas que hacen después del horario de clase.