El hijo. José Francisco de San Martín y Matorras fue el quinto y último hijo de Juan de San Martín y Gómez (español de la provincia castellana de Palencia) y Gregoria Matorras del Ser (también nacida en Palencia). Tras cumplir con varios funciones en el virreynato, en 1775 Juan de San Martín asumió como teniente gobernador del departamento correntino de Yapeyú. Allí, el 25 de febrero de 1778 nació su quinto hijo, José Francisco, quien, cuando tenía siete años, viajó con toda la familia hacia un nuevo destino profesional su padre, en la ciudad de Cádiz.
El esposo. San Martín y María de los Remedios Carmen Escalada se conocieron el 9 de marzo de 1812; ella tenía 14 años, él, 34, y ocho meses más tarde contrajeron enlace. Cuando San Martín fue nombrado gobernador de la intendencia de Cuyo, su esposa viajó a Mendoza, donde el 24 de agosto de 1816 nació la única hija de la pareja, Mercedes Tomasa. Si bien estuvieron casados once años -Remedios falleció en agosto de 1823, víctima de una tuberculosis-, sólo convivieron dos años debido a las gesta libertadora de nuestro prócer máximo.
El padre. Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada pasó los primeros años de su vida al cuidado de su madre, primero, y tras la muerte de Remedios, junto a su abuela materna Tomasa. De regreso de su campaña emancipadora a Chile y Perú, San Martín decidió viajar a Europa para mantenerse al margen de las internas políticas. Merceditas tenía siete años. Vivieron primero en Francia, luego en Londres (donde ella estudió), más tarde en Bélgica, hasta volver a Francia. Mercedes siempre acompañó a su padre, incluso tras casarse con Mariano Balcarce.
El bautismo de fuego en América. El combate de San Lorenzo (el 3 de febrero de 1813), que se desarrolló junto al convento del mismo nombre, no sólo fue el primero sino también el único enfrentamiento de San Martin y sus granaderos en territorio argentino. Fue a pocos kilómetros de la que sería la ciudad de Rosario -que entonces era un caserío- y sólo duró 15 minutos: con una táctica perfecta, rodearon a los realistas quienes pronto admitieron la derrota.
El cruce de los Andes en números. Considerada una de las grandes hazañas militares de la historia, demandó meses de preparación y 28 días de travesía. Fueron 500 kilómetros a través de la Precordillera y la Cordillera. Participaron más de 5.000 hombres, 1.600 caballos y 10.000 mulas. Ascendieron hasta los 4.000 metros cargando, además de víveres y armas, 22 cañones. Todo en un tórrido mes de enero, soportando 30 grados bajo el sol y también -10 grados por las noches en las cumbres andinas.
El hombre ilustrado. San Martín fue un gran lector, al punto que a sus viajes siempre llevaba una buena cantidad de libros. Hablaba cuatro idiomas (español, latín, francés e inglés), era un eximio jugador de ajedrez, le gustaba tocar la guitarra y se daba maña en la jardinería y la carpintería, tal como lo demostró en sus décadas de exilio europeo.
Su salud. San Martín padecía problemas pulmonares -aparecieron cuando fue herido al ser víctima de un robo en España, hacia 1802-, reuma y úlcera estomacal. Pero esas enfermedades nunca le impidieron brillar en su rol militar. Ya en el exilio francés, en 1832, tanto él como Merceditas fueron afectados por la epidemia de cólera. A ambos los trataría el médico argentino Mariano Balcarce, quien luego se convertiría en su yerno.
La muerte. En 1848, los estallidos revolucionarios en París hicieron que San Martín decidiera mudarse a a Londres y dejar su casa en Grand Bourg, a 30 kilómetros de la capital francesa. Sin embargo, nunca llegó a cruzar el canal de la Mancha ya que su frágil salud, las cataratas que le produjeron una ceguera casi completa y el hecho de que le gustó el puerto de Boulogne-sur-Mer, junto a hija, yerno y las dos nietas, se quedaron en una casa ubicada en el 105 de la Grand Rue. Allí, a las tres de la tarde del sábado 17 de agosto de 1850, murió el máximo prócer argentino. Tenía 72 años.
El regreso. Los restos de San Martín fueron llevados a una capilla de la cripta de la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Boulogne-sur-Mer, a pocas calles de su casa. En 1861, se los trasladó a la bóveda de los González Balcarce, en el cementerio de Brunoy, ciudad vecina a París donde vivían Mercedes y su familia. Recién en 1880, San Martín fue repatriado a Buenos Aires, en el vapor Villarino. Llegó en la mañana del 28 de mayo, fue recibido por una multitud y, desde entonces, está en la Catedral Metropolitana.
Los Granaderos. En 1907, el presidente José Figueroa Alcorta determinó que el regimiento creado por San Martín se convirtiera en la escolta oficial de los mandatarios argentinos. ¿Por qué? Si bien no figura en el decreto, el objetivo era distinguir a la unidad que protagonizó la gesta histórica pero también a la que nunca tomó parte de conflictos internos del país.
Fuente: Agencia Télam