En una nota publicada en Clarín.com, María Zysman, psicopedagoga y directora de la asociación “Libres de Bullying”, planteó que la vida digital de los chicos no puede ser un espacio privado y fue enfática a la hora de referirse al debate sobre la presunta intimidad de los niños y niñas en sus dispositivos tecnológicos: “La vida digital de los chicos de ninguna manera puede ser un espacio privado”.
Como adultos responsables, es fundamental una presencia activa en la cotidianeidad online de los chicos y chicas. “No meterse es una excusa cómoda, porque da mucho trabajo acompañar a los chicos en el aprendizaje y el uso de las redes sociales. Si uno no está dispuesto a eso, no les tiene que dar celulares a los chicos”, señaló la psicopedagoga.
La vocera de la organización «Libres de bullying» destacó que “no hay que prohibir sino acompañar, estar presente. No es meterse para retar o para juzgar lo que los chicos están haciendo. Es otro el lugar que tenemos que tener: es estar al lado, decirles lo que no les conviene, lo que no deben mostrar, lo que les puede dañar el cuerpo y la mente, lo que los expone a la violencia”.
Además, la especialista remarcó: “Vivimos en una época donde hay gran cantidad de información, pero con gran dificultad para elegir y desmenuzar qué información usar”.
RECOMENDACIONES
En el artículo, Zysman ofreció una serie de recomendaciones para acompañar a niños, niñas y adolescentes en la vida digital.
Esto, aseguró, incluye el uso de dispositivos, redes sociales y demás plataformas donde Internet es protagonista:
- Estar presentes y abrir el diálogo. No hay ningún mecanismo de control parental que vaya a evitar que estas cosas pasen.
- Tener conocimiento sobre lo que a nuestros hijos les gusta desde chicos, no esperar a que sean más grandes.
- Enseñarles a cuestionar lo que ven, a que no consuman pasivamente cualquier cosa.
- Revisar el teléfono en presencia de los chicos, no a escondidas.
- Ver qué influencers, qué streamers, qué contenidos les gustan y por dónde van sus intereses.
- Ayudarlos a elegir.
- Mostrarles que no todo lo que se ve en las redes es real (por ejemplo, los cuerpos).
- Enseñarles que tener seguidores no es el único modo de sentirse feliz.
- Mirar sus teléfonos y no creer que un celular, porque tiene jueguitos, es un juguete.
- Preguntarnos por qué necesitan cumplir con estos retos virales, qué están buscando.
- No esperar a que los chicos hablen, porque a veces los adolescentes se cierran mucho. Si sentimos que no podemos, recurrir a profesionales.
Fuente: Clarín