De almacenar conocimiento

El antropólogo cultural estadounidense, que investiga sobre los efectos de los nuevos medios en la sociedad y la cultura, nos hace repensar numerosas cuestiones referidas al conocimiento en el ámbito educativo.

En «Educación Expandida», una publicación de Zemos98 en la que se incluyen textos para repensar numerosos ámbitos de la educación en la era tecnológica, nos enfocaremos en el capítulo denominado “De almacenar conocimiento a ser capaces de obtenerlo – Aprendiendo en los nuevos entornos mediáticos”, producido por Michael Wesch, antropólogo cultural de la Universidad de Kansas (EE.UU.), que investiga sobre los efectos de los nuevos medios en la sociedad y la cultura.

Wesch estudia las redes sociales y otras herramientas propias de la Web 2.0 y analiza cómo afectan al comportamiento en comunidad, al tiempo que plantea que la cibercultura transformó la cultura y ello tendrá implicancias en el sistema educativo.

A continuación, algunas de sus ideas que permiten repensar nociones solidificadas a lo largo del tiempo pero que se ponen en discusión en esta era, atravesada otros modos de relacionarse con el conocimiento:

«Las aulas que se erigieron para facilitar la transmisión de los conocimientos magistrales del profesor se ven ahora envueltas en una nube de información digital omnipresente en la que el conocimiento se genera, no se encuentra, y la autoridad se negocia continuamente mediante el diálogo y la participación»

«Al internarnos progresivamente en un contexto de información instantánea e infinita, se reduce la importancia de que los estudiantes conozcan, memoricen o recuerden información, y cobra relevancia su habilidad para encontrar, clasificar, analizar, compartir, debatir, criticar y crear información. Han de pasar de almacenar conocimiento a ser capaces de obtenerlo»

«(…) En la esencia de esta “revolución informativa” residen nuevas maneras de relacionarse los unos con los otros, de conversar, de interactuar; nuevos tipos de grupos y nuevas maneras de compartir, intercambiar y colaborar. (…) La tecnología es secundaria. Se trata de una revolución social, no tecnológica»

«Como la información infinita nos aleja de un enfoque centrado en la información, comenzamos a reconocer la importancia de la forma de aprender frente al contenido del aprendizaje. (…) Sólo podemos generar entornos en los que las prácticas y perspectivas se estimulen, potencien o inspiren (y por lo tanto se practiquen continuamente)»

«He llamado “anti-enseñanza” a un modo que no se centra en proporcionar respuestas que memorizar, sino en crear un entorno de aprendizaje más apropiado para generar el tipo de preguntas que plantear a los estudiantes para que cuestionen las presunciones que se dan por sentadas. (…) No hay respuestas fáciles, pero al menos podemos estar agradecidos por las preguntas que nos hacen avanzar»

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