«Es fundamental promover un vínculo renovado con la escritura. Un vínculo que quiebre la imitación que, por lo general, se produce entre la escritura de los alumnos y la escritura del docente y que dé lugar a la diversidad de estilos, tonos, elecciones, recorridos”, argumenta el especialista.
José Luis Lázaro, especialista en lectura, escritura y educación, publicó recientemente una columna de opinión en La Voz del Interior, en la cual realiza un interesante abordaje sobre la necesidad de promover vínculos renovados con la escritura, para explorar y encontrar una diversidad de estilos, tonos, elecciones y recorridos.
A continuación, algunos párrafos destacados de la columna de Lázaro:
“La lectura y la escritura son dispositivos fundantes de la historia educativa. Y entendemos que este dato no es menor. En buena medida, alrededor de estas prácticas se entretejieron los modos a través de los cuales la escuela definió su forma de transmisión del saber, la relación de los sujetos con el conocimiento, la distribución de poder y de autoridad en esa relación, las fronteras entre lo legítimo y lo no legítimo, la idea de cultura, entre otros”.
“La intervención docente es central en relación con la formulación de consignas de lectura y de escritura, y en el seguimiento pormenorizado de los procesos que van desarrollando los alumnos, que no siempre son homogéneos”.
“(…) Es fundamental promover un vínculo renovado con la escritura. Un vínculo que quiebre la imitación que, por lo general, se produce entre la escritura de los alumnos y la escritura del docente y que dé lugar a la diversidad de estilos, tonos, elecciones, recorridos”.
“Daniel Cassany parte de la premisa de que, en la manera tradicional de enseñar a escribir, “el alumno asume muy poca responsabilidad en el proceso global de trabajo”, porque es el docente quien gestiona lo que escribe, cuándo y cómo lo hace. Por lo tanto, en esta interacción, el alumno no aprende a corregir sus escritos y establece una relación de dependencia con un docente «corrector»”.
“No podemos soslayar que el sostenido fracaso escolar guarda una relación directa, entre otros factores, con una escritura negada, con un «no habilitar la voz del otro»”.
“Reconstruir vínculos para recrear prácticas podría conducirnos al hallazgo de que nuestros chicos tomen la palabra y se encuentren «de puño y letra» con ellos, con los demás y con el aprendizaje”.
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