Daniel Cassany, escritor, investigador y profesor universitario en Barcelona, parte de una idea provocadora y productiva: las bibliotecas escolares serán cada vez menos un «espacio» para pasar a ser una «actividad».

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Con un enfoque vanguardista, Daniel Cassany, reconocido escritor, investigador y profesor titular en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), parte de una idea provocadora y productiva: las bibliotecas escolares serán cada vez menos un «espacio» para pasar a ser una «actividad».

La propuesta de Cassany fue publicada en el portal educ.ar. Allí, el autor español reflexiona acerca del nuevo rol de las bibliotecas escolares en el contexto de prácticas de lectura vinculadas con el universo de recursos digitales. En tal sentido, reelabora y actualiza la conferencia con que inauguró el 11º Congreso Nacional de Lectura y 1° Encuentro Internacional de Bibliotecas Escolares 2013, en la Feria del Libro de Bogotá (Colombia).

Cassany se pregunta: «¿Cómo me imagino la biblioteca escolar del siglo XXI, con todo lo que estamos viviendo en avances tecnológicos, globalización, acceso a la información, redes sociales?» Y continúa: «La palabra “biblioteca” tiene origen griego y significa literalmente “caja o armario de libros” (…) La diferencia entre “guardar libros” (valiosos, antiguos, únicos, representativos, etc.) y “ponerlos al servicio del lector” (para educar a la población, incrementar su cultura e inteligencia, hacerles más felices) es sustancial y marca la separación entre dos tipos de bibliotecas, la que enfatiza el ‘documento’ (patrimoniales, históricas, archivos) y la que enfatiza al ‘lector’ (biblioteca popular, de barrio, de escuela)».

«Sin duda, con la llegada de la Red y de todos sus recursos, cada día menos personas van a la biblioteca a buscar libros, puesto que: a) los escritos ya se producen y distribuyen en versión digital; b) se digitalizan algunos de los fondos antiguos más importantes y se cuelgan en la red; c) de facilitan sistemas y procedimientos sencillos para acceder en línea a todos estos documentos, y d) surgen otras fuentes de información (redes sociales, blogs, webs), que satisfacen las necesidades de la ciudadanía».

«¿Por qué ir a la biblioteca si lo que necesito lo puedo tener al instante en casa, o en mi móvil o en mi portátil? ¿Qué sentido tiene el préstamo de biblioteca, si se pueden hacer copias gratis e instantáneas de cada documento y se pueden distribuir en línea?»

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» Hacia la ciudadanía letrada del siglo XXI

* El artículo completo de Cassany / Hacé clic aquí