Mendoza principal

En el marco del proyecto institucional «Conociendo nuestro país: historia, ciencia y cultura», viajamos con cuarenta alumnos de las tres divisiones de segundo año a la provincia de Mendoza.

Llegamos a la ciudad homónima en un luminoso día y nos dirigimos, en compañía de nuestro guía, al Parque General San Martín. Allí pudimos apreciar un magnífico predio parquizado por el arquitecto  y paisajista francés Carlos Thays, el mismo que tuvo a su cargo la creación de nuestro Parque Sarmiento, visitamos la fuente de los Continentes, realizada por la escultora tucumana Lola Mora, y luego nos dirigimos al Cerro de la Gloria donde contemplamos el Monumento al Ejército de los Andes. Desde lo alto del cerro vimos el estadio Malvinas Argentinas, sede del Mundial de Fútbol ‘78, y el anfiteatro donde todos los años se lleva adelante la Fiesta Nacional de la Vendimia.

La ciudad de Mendoza sufrió, en 1861, un terremoto que prácticamente dejó en ruinas la planta originaria. También la catástrofe hizo que se propagaran epidemias de difteria, cólera y sarampión. A consecuencia de ello, la ciudad debió ser remodelada y se encargó la tarea al agrimensor francés Julio Balloffet, quien la rediseñó en torno a una gran plaza de cuatro manzanas de extensión, a la que se le puso el nombre de Plaza Independencia. A su alrededor hay cuatro plazas más.

Mendoza 2

También, para combatir la aridez del clima y favorecer la oxigenación de la ciudad, se crearon vastos espacios verdes y se plantaron gran cantidad de árboles. Mendoza es una ciudad que se destaca por la belleza de sus calles arboladas y por la frescura que se desprende de su sombra. Se sembraron gran variedad de especies entre las que se destacan los álamos plateados, los fresnos, las acacias y las moreras. El agua necesaria para regarlos se extrae de las acequias que surcan las calles de la ciudad.

Completamos la mañana visitando una fábrica de chocolates, ubicada en pleno centro, donde pudimos interiorizarnos sobre el proceso productivo y degustar riquísimos alfajores, chocolates y bombones. Después nos dirigimos al Memorial de la Bandera del Ejército de los Andes, hermoso sitio donde hay tres salas: una alberga a la Bandera que utilizó el General San Martín al cruzar los Andes, la segunda contiene dos estandartes que fueron tomados a las fuerzas realistas en la batalla de Chacabuco, en 1817, y la tercera es un confortable auditorio donde nos proyectaron un film sobre la historia de la bandera del Ejército de los Andes y la gesta sanmartiniana.

A la tarde nos dirigimos a un establecimiento productivo de aceite de oliva. Allí, también, realizamos una degustación de variedades de aceitunas, aceites, tomates y frutos secos. A continuación fuimos a la bodega Vistandes, luego a la Parroquia de la Virgen de la Carrodilla –Patrona de los viñedos– y concluimos la jornada cenando unas riquísimas pizzas en el Mendoza Plaza Shopping.

El segundo día hicimos la excursión de alta montaña. Fuimos a Uspallata, a Puente del Inca, contemplamos el cerro Aconcagua, nevado, desde un mirador y llegamos hasta Las Cuevas. En el recorrido pudimos apreciar los distintos tipos de viñedos, el río Mendoza que tiene muy poco agua a consecuencia de la sequía que afecta a  la provincia y a la poca nieve que hubo el último invierno, las antiguas vías del ferrocarril, hoy abandonadas por completo, y las transformaciones del paisaje a medida que íbamos ganando altura y nos adentrábamos en la cordillera de los Andes.

Mendoza 3

El día estaba soleado, la atmósfera era diáfana y el cielo de un celeste intenso. En lo alto, prácticamente no había nubes pero soplaba un viento fresco. El entorno nos invitaba a respirar hondo y a agradecer por estar allí disfrutando de tan inmensa belleza.

El tercer día, recorrimos nuevamente el centro de la ciudad y nos dedicamos a comprar regalitos para nuestros familiares. Después del almuerzo visitamos la Estancia La Tulumaya. Allí nos recibieron con muchísima cordialidad, nos explicaron cómo se lleva adelante la cría de los caballos, nos deleitaron y asombraron con una muestra de destrezas gauchas y los chicos pudieron montar y realizar un paseo a caballo alrededor de la pista.

A la hora de la merienda nos convidaron mate con tortas fritas y cerramos el día comiendo un sabroso asado, a la luz de las estrellas, en una tranquila noche mendocina.

El viaje a Mendoza fue para todos los que participamos una experiencia hermosa e inolvidable. Tuvimos la dicha de conocer lugares de gran belleza, de aprender sobre la producción de la región, de tener contacto con personas que nos brindaron su amabilidad y de fortalecer entre nosotros un sentimiento de amistad que deseamos se mantenga por mucho tiempo.

.

Fotografías: Gentileza Eliana Porro