En una mesa redonda en la Feria del Libro de Buenos Aires, tres profesionales debatieron sobre las nuevas posibilidades que ofrece Internet para la creación y la circulación de la palabra.
Escribir, en la era digital, ya no es solo usar las palabras y los signos de puntuación: escribir es también copiar, pegar y re-escribir; generar imágenes, producir videos, registrar audios que interactúen con esas palabras… Escribir en Internet se vuelve un proceso multimedia, y resulta cada vez más una tarea colaborativa: los “textos” no son el producto del esfuerzo de un único autor. En torno de estas y otras ideas giró el debate de Beatriz Busaniche, Eduardo Abel Giménez y Fabio Tarasow en la mesa redonda “Leer, escribir y compartir en el mundo digital”, que formó parte de las actividades educativas de la Feria del Libro de Buenos Aires.
“Nos resistimos a abandonar el libro. La industria editorial cambió mucho menos que otras, como la discográfica o la cinematográfica. Sin embargo, por los costos de impresión y de distribución, el libro se está volviendo cada vez más un objeto de lujo. En su momento, Gutenberg no logró libros más bonitos, sino más accesibles. Ese es hoy el rol del libro digital”. Como en los años de aquel orfebre alemán que inventó la imprenta, las tecnologías digitales parecen presentar una oportunidad histórica: “Que todas las personas accedan a todas las obras, a bajo costo”, sostuvo Eduardo Abel Giménez, escritor y codirector de la revista Imaginaria, una publicación online sobre literatura infantil y juvenil que se edita desde 1999.
Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías de FLACSO, advirtió que las redes no son espacios democráticos ni democratizadores en sí mismos. Ese potencial depende del uso que las personas hagan de las herramientas. Por eso, según su abordaje es prioritario pensar la construcción de una “ciudadanía digital” desde los ámbitos educativos, para que los jóvenes puedan hacer un uso crítico de las tecnologías. Para el especialista, “escribir en el mundo digital significa utilizar una batería de lenguajes y recursos. Escribir es graficar, publicar, remixar, contar, difundir, transformar, seleccionar, archivar, clasificar…”.
Beatriz Busaniche, de la Fundación Vía Libre y referente de Creative Commons en Argentina, afirmó: “La Web permite la escritura colaborativa y la participación, pero necesitamos un entorno legal que garantice esto. Tenemos un sistema de propiedad intelectual diseñado en el siglo XIX. Hoy, por ejemplo, bajarse los capítulos de Dr. House al día siguiente del estreno en Estados Unidos, con subtítulos hechos por aficionados, es ilegal. (…) El gran desafío es tomar conciencia de estos riesgos, pero también poner en manos de las nuevas generaciones herramientas de creación y participación, porque la Red es más un entorno de diálogo que de consumo”.
Asimismo, resaltó que la escritura se transforma radicalmente en este ámbito. “Las tecnologías copian sistemáticamente: la originalidad hoy es un valor que está en jaque. La figura del autor, también. La idea de que el autor crea solo, de la nada, ya no tiene vigencia”, dijo.
Ante todo, las miradas de Giménez, Tarasow y Busaniche desmontan los lugares comunes de que “con Internet leemos menos” o que “la tecnología nos conduce a un pensamiento fragmentado y superficial”. Nada más lejos de la “muerte de la lectura” que anuncian algunos apocalípticos, ciegos al potencial creativo y colaborativo de la Web.
Fuente: Clarín Educación