María Laura (Matías Domínguez)

La autora platense, que nos visitará durante el Festival Internacional de Literatura de Córdoba, respondió por correo electrónico las consultas de los estudiantes de 6° año.

María Laura Fernández Berro, la escritora que nos visitará durante el Festival Internacional de Literatura de Córdoba, se prestó al “juego” y, gustosa, respondió por correo electrónico una entrevista con preguntas que surgieron de los alumnos de 6° año “B” del Instituto Educacional José Hernández.

Desde este espacio queremos agradecer muy especialmente a la profesora Cecilia Arestizabal, que fue quien generó el contacto y posibilitó la entrevista. A continuación, las respuestas de la escritora nacida en La Plata:

–¿Qué la llevó a escribir sobre la época de la Dictadura?

–No fue una decisión escribir sobre la Dictadura. Cada relato, cada cuento, cada intento por narrar terminaba indefectiblemente en la búsqueda de mis amigos/as desaparecidos/as. Fue así con «El camino de las hormigas», «Mujer que viene», «La sangre derramada», «Variaciones del río» y la biografía de Dardo Rocha, fundador de mi ciudad.  Está en mí, subyace. Dejo que aparezca. Para mí, escribir sobre esa época es seguir buscando.

–¿Cómo encuentra la inspiración para escribir?

–Siempre pienso como Picasso, que «la inspiración nos encuentre trabajando». Para mí, la inspiración surge cuando camino, cuando veo una película, cuando tengo una charla con alguien. Está y late en mí. Es parte de mi vida. Todo puede ser ficción. Todo es real si lo escribo.

–¿Se arrepiente de escribir algo?

–Mmmmmmmmmm, ¡jajaj! No me gustan las dedicatorias. Nada más. El resto es ficción.

–¿Qué pensó su familia cuando comenzó a escribir? ¿A qué edad lo hizo? ¿Cómo advirtió que quería ser escritora?

–Comencé a escribir, desde el oficio, hace 13 años. No hace tanto. Fue una biografía. Después vino otra y gané un premio importante en España con «El camino de las hormigas». Y es gracioso, pero nunca quise ser escritora. No estaba en mis planes. Creí que lo mío era enseñar. Lo hice y lo hago. Con el tiempo, descubrí que además de enseñar me gustaba remar (mucho) y que tenía otras capacidades, como por ejemplo la gestión cultural. Actualmente, trabajo en un museo y hago gestión cultural. En todo lo que hago aparecen historias. O vivo circunstancias, momentos que me parecen contables. Pero para ser sincera, nunca quise ser escritora. Hace 15 años comencé un taller dictado por Gabriel Báñez y descubrí un nuevo camino. Creo que ahí sentí que escribir era lo mío. Él me ayudó a descubrirlo.

–¿Piensa que sus libros pueden generar algún efecto en la sociedad? ¿Busca enviar un mensaje?

–Todo libro tiene un mensaje. Y creo absolutamente en la literatura y su función social. Walsh, Conti, Venturini son modelos para mí. Hacia atrás: Sarmiento, Echeverría, José Hernández, Lynch fueron escritores que movieron, construyeron, resistieron escribiendo. No sé si hoy es tan así, pero mi tendencia a través de la escritura es decir, denunciar, provocar al lector. Tal vez éstas sean mis señales de humo en todo lo que escribo.