Informe especial de Clarín

 

Poema emblemático de la literatura gauchesca, El gaucho Martín Fierro, publicado en 1872, cumple 150 años y, junto con La vuelta de Martín Fierro, de 1879, constituyen la obra cumbre de José Hernández. Icónica y fundacional dentro de la literatura argentina.

De verso en verso y a través de su protagonista, Martín Fierro, uno se sumerge en la vida de este gaucho y los personajes que, junto con él, transitan el poema y configuran su historia.

La vida en el campo a mediados y fines del siglo XIX, el trabajo rural y las luchas por extender las fronteras. Hay críticas, hay cuestionamientos al orden social, observaciones sobre la vida y la muerte, la libertad, el trabajo, el estar dentro y fuera de la ley, la familia, la independencia, la pobreza, la injusticia, la adversidad del destino. Hay rebeldía y mansedumbre. Hay complejidad y contradicciones.

En los versos de Fierro aparecen claramente algunas piezas clave de aquella época, como las pulperías o almacenes de ramos generales, los fortines o las estancias. Lugares que, en algunos casos, sobrevivieron al paso del tiempo y aún hoy siguen siendo testigos o refugios de la historia.



En distintos partidos de la provincia de Buenos Aires existen pulperías -importante escenario de la obra donde también se dejan entrever las habilidades del pulpero- que aún permanecen abiertas, como una pintura de la época, detenidas en el tiempo, con sus estantes cargados de objetos viejos, sus anchos mostradores de madera maciza o, incluso, las rejas a través de las cuales atendían a la clientela.

“Un mojón en esta pampa, un pequeño rancho, en cuyo interior una reja marca el límite entre el pulpero y la clientela, que disfruta de una caña o un vino, mientras se charla sobre arreos, yerras o pialadas de los últimos días en los campos vecinos”, define a las pulperías Oscar Fantini en su libro “Los caminos del gaucho Fierro. Las andanzas de Martín-Melitón Fierro en los pagos de Monsalvo-Maipú” (por ahora nos quedamos con las pulperías, ya volveremos sobre el asunto Martín-Melitón).



Y uno piensa en aquella “clientela”, los gauchos, los viajantes de la época, la gente de la zona, los tragos, el juego, las deudas impagas, las peleas.

“Las pulperías eran el sitio por excelencia donde se producían los intercambios comerciales entre la mayoritaria población rural de aquellos años”, completa Gustavo Annessi, al frente del Centro de Estudios Sociales de Maipú y agrega: “Permiten trasladarse al siglo XIX, incluso antes, y reconstruir la forma de vida de aquellos gauchos, pero también de los inmigrantes que fueron llegando desde 1840 en adelante, y muchos de ellos se convirtieron en propietarios de estos sitios clave de la vida social, económica y política del siglo XIX”.

Más cerca, más lejos, aquí te invitamos a conocer algunos locales antiguos que nacieron como pulperías o almacenes de ramos generales y siguen manteniendo el espíritu y las ganas de preservar gran parte de nuestra historia.

 

Fuente: Informe especial de Clarín

 


Pulperia «Segundo Sombra», en Los Reartes, provincia de Córdoba.