Día del Libro: La lectura, según pasan los siglos

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En homenaje a Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, cada 23 de abril se celebra el «Día Mundial del Libro». Los soportes de la palabra, a través de las épocas: de la piedra, la tabla de arcilla y el rollo de papiro, a la época del e-reader y de las tablets.

Cada 23 de abril se celebra el «Día Mundial del Libro». Fijada por la Organización de las Naciones Unidas, para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la fecha conmemora a tres grandes escritores: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.

«Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué será», comenta el escritor Ítalo Calvino en Si una noche de invierno un viajero. La frase, recuperada por Alberto Manguel en su libro Una historia de la lectura, ayuda a dar cuenta de esa posibilidad potente y desafiante de la lectura: la de interpretar y atribuir sentido a lo que nos sucede y nos rodea; la de conocer e imaginar nuevos mundos y horizontes posibles.

El libro, ese gran invento de la humanidad, está lejos de morirse. En tiempos de las nuevas tecnologías, en todo caso, sí aparecen —o resurgen, según cómo se lo mire— nuevas formas de leer y nuevos dispositivos que vienen a integrarse a la historia de sus soportes: la piedra, la tabla de arcilla, el rollo de papiro, el pergamino, el códice, el libro de bolsillo… el e-reader —dispositivo móvil que permite leer y contener cientos de e-books o libros en formato digital—, las netbooks y las nuevas tabletas, entre otros.

En la Antigüedad, no todos sabían leer o tenían acceso a los libros: recordemos esas imágenes terribles que imagina y comparte con sus lectores Umberto Eco en su libro El nombre de la rosa. Tampoco se leyó igual en todas las épocas, y en distintas partes del mundo.

Hoy, internet nos ofrece la posibilidad de leer, mirar, e incluso escuchar una enorme cantidad de obras. A manera de una nueva Biblioteca de Alejandría, o de la «Biblioteca de Babel» soñada por Jorge Luis Borges, podemos acceder a un repertorio de lecturas que parece infinito.

Fuente: educ.ar

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